Se está bien así, con uno mismo; con la creciente sensación de que fuera no hay nada que merezca la pena.
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
Se está bien así, con uno mismo; con la creciente sensación de que fuera no hay nada que merezca la pena.
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
Leo cientos de páginas cada día hasta que se me nubla la vista y, enseguida, me olvido de lo que he leído.
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
Los trenes suceden sin interrupción. El servicio es rápido y eficiente. A uno no le queda más remedio que comparar ese funcionamiento de los transportes con el de algunas ciudades españolas, donde se empieza por hacer estaciones diseñadas por una firma prestigiosa (Foster, Calatrava, pongamos por caso) y luego parece que el dinero no llega ni para adquirir el parque móvil: lo que menos importa es que pasen o no pasen los trenes.
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
Precipitados últimos movimientos de piezas antes del fin de partida, con el tablero ya casi desierto. Pecios de una generación demasiado celosa de sí misma como para luchar por el poder. […] ¿Gente que no quiso, no pudo o no supo?
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
Leer un libro tras otro. Como una urraca, guardar saber ajeno en un nido en el que nada se incuba.
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
Empieza uno a tener más amigos en el tendido de sombrea que en el de sol. Hay que ir preparándose para el viaje, ordenar la ropa en la maleta.
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
Has visto pasar a tu lado a tanta gente de esa generación que quería cambiar el mundo, estrellas fugaces cargadas de sueños, ideas forjadas tras horas de trabajo y estudios, actividad frenética derrochada sin pensar en sí mismos. Algunos fueron esnobs, o tontilocos, pero la mayor parte eran generosos, inteligentes, las mejores cabezas que dio aquella España de Franco a su pesar. Una oscura pena te invade cuando piensas en ellos. ¿Toda esa energía se ha desvanecido?, ¿se ha derrochado para nada? Tristes muertos inútiles, desesperados, cocidos de uno en uno.
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
Volvía de Madrid, trataba en la facultad con muchachos de otra clase social, seres inocentes, hijos de vencedores que no conocían nada de ese mundo sucio y miserable que nos amenazaba a los de abajo.
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
¿Por qué te ordena el corazón media docena de paseos por una ciudad? Los fetiches, los fantasmas: nos encontramos en lugares ajenos, como nos descubrimos en caras y cuerpos de otros.
Diarios: A ratos perdidos 3 y 4, Rafael Chirbes
El enemigo de la socialdemocracia es siempre la historia: la disfraza, la oculta; el amigo, el futuro, lo bueno que va a llegarnos.
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